“El arte es una forma inteligente de poderse expresar”.

Sandra Rodríguez

Docente , Instituto Monterrey (Honduras)

Implementación de la metodología “Tejiendo hilos de emociones” en Honduras.

Sandra Rodríguez es Licenciada en Artes orientada en el campo de la música, realizó un Máster en Educación y actualmente se desempeña como docente en el Instituto Monterrey, donde trabaja con adolescentes con edades comprendidas entre los doce y dieciocho años, también trabaja en el nivel educativo superior como docente en la Universidad Tecnológica de Honduras. Fue participante del curso intensivo “Tejiendo hilos de emociones desde el conflicto” que se realizó en el Centro de Arte y Cultura de la Universidad Autónoma de Honduras, en el año 2016.

Como producto de esta formación, realizo tres aplicaciones prácticas de la metodología Tejiendo Hilos de Emociones en el Instituto Monterrey con el acompañamiento a lo largo de cada una de las intervenciones, así como en el acompañamiento de casos individualizados desde la mirada sistémica, de la formadora y creadora de esta metodología Neus Bartrolí.

“Lloramos y reímos juntas. Cada decisión fue tomada desde el corazón, puesta al servicio de la comunidad. La creatividad de Sandra y sus fuerzas son infinitas. Este proyecto nos permitió navegar por caminos inexplorables de la mano del arte y la creatividad, para afrontar cada paso por difícil y desafiante que pareciera. Juntas atravesamos las dificultades con las herramientas que nos ofrece la metodología TFE desde el arte y la paz.” Neus Bartrolí

Los días 03 y 04 de marzo, Sandra participó brindando su testimonio en la formación en curso Teixint Fils dEmocions, Pau i Art”, para compartir con las y los participantes sobre cómo fue su experiencia aplicando la metodología y motivándoles en este trayecto que han empezado a recorrer en sus aulas de clase, organizaciones sociales y comunidades.

La docente destaca tres grandes elementos que hacen engranaje en este proyecto:

“Por un lado la metodología socioafectiva, que se centra en el ser humano, generalmente la educación se enfoca en procesos cognitivos: el conocimiento, la lógica, la inducción, el análisis, el razonamiento. Pero la parte integral ¿quién la trabaja? La parte humana de pensar, de actuar, de sentir, es este campo de la metodología socioafectiva desde donde se trabaja. Esta metodología promueve una visión integral de la persona, dando importancia a temas como la resolución de conflictos, la convivencia, las necesidades propias y las de otros, las emociones, las ideas. Las actividades que se realizan son participativas, activas, desde el trabajo cooperativo, y se adquieren aprendizajes significativos, pues los contenidos se trasladan a la vida real. Hay un sinfín de valores que se pueden trabajar como el amor, la confianza, el respeto. El impacto del proyecto es real.

Todo este aprendizaje se realiza haciendo uso de las artes y la creatividad, en este caso desde el coser, creando una obra propia. No necesariamente es que vamos a salir artistas de este proyecto, pero vamos a lograr hacer uso de la creatividad y nos vamos a permitir expresar, conectar con el otro. Y el engranaje de la educación.  Sobre mi experiencia personal,  yo no conocía nada de las arpilleras, en Honduras no se conocían, a pesar de que en el continente, por ejemplo en Chile tienen una gran trayectoria.

Para Sandra, el proceso de sensibilización, la primera fase de esta metodología, es de gran importancia, ya que es el momento en que nos permitimos sentir, descubrir desde adentro, y también empatizar con las otras personas. Es también, el momento en donde han de trabajarse valores con anticipación. Una vez que hemos trabajado la parte emocional, estaremos más preparadas y preparados para poder costurar una arpillera con un contenido emocional, individual y colectivo, lo que hará que la arpillera adquiera un mayor significado.

“De inicio, cuando alguien ve una arpillera y no conoce toda la metodología y todo el proceso cualquiera podría decir: bueno eso cualquier niño lo hace, pero el significado que adquiere cada una d estas arpilleras, el contenido emocional que posee cada una de estas expresiones, es realmente significativo y conlleva un proceso bastante amplio y minucioso para poder llegar a ese producto”. Sandra Rodríguez.

Previo a la implementación de la metodología TFE, Sandra realizo un trabajo de diagnosis en su institución educativa y detectó algunos aspectos que era necesario trabajar para mejorar la convivencia:

  • Atenuar la violencia escolar
  • Crear ambiente de convivencia positiva
  • Fomentar la cultura de paz
  • Realizar procesos de sensibilización
  • Desarrollo social y emocional

Teniendo en cuenta estos elementos propuso ante la dirección del centro y el departamento de orientación, implementar el proyecto: “Con arte atenuamos el acoso escolar y lo cosemos en bramante*: cosiendo lazos de amistad”.

La propuesta fue implementada con estudiantes de la jornada matutina del tercer ciclo académico (7mo, 8vo y 9no), en la asignatura de educación artística y con ella se benefició a 350 estudiantes. Se realizaron las siguientes actividades:

Sensibilización: ejercicios de relajación, integración, actividades de resolución de conflictos, juegos de paz, juegos de roles, lecturas y videos reflexivos, valor semanal, expresión artística, estudio del acoso escolar.

Motivación: conocer técnica de las arpilleras, representación y transformación de conflicto, plenaria sobre la experiencia.

Proceso creativo: creación de historia referente a violencia escolar (dibujo y escrito), representar historia o denuncia con telas.

Proyección social: exposición de los trabajos, creación de blog y cuenta de YouTube para dar a conocer el proyecto. Visitas de padres de familia para el día de la exposición.

La dirección de la escuela se interesó en el proyecto debido a su impacto y potencialidad y solicito a Sandra que realizará una formación dirigida al claustro docente de la institución. Es así que nace un segundo proyecto con la metodología TFE en el Instituto Monterrey. Esta segunda experiencia se tituló: “Resolución de conflictos y educación”, dirigida a las y los docentes de la jornada matutina, del tercer ciclo (7mo, 8vo y 9no), docentes de bachillerato y directivos del centro. En total contó con la participación de 25 docentes. El formato de la formación fue un taller intensivo de 3 horas y 30 minutos de duración.

Realizaron dinámicas de distención, de sensibilización, de confianza, representaron el conflicto y la violencia. El dialogo fue una herramienta indispensable para reforzar los aprendizajes adquiridos.

Sandra relata que es normal encontrarse con resistencia en el proceso, por ejemplo comparte el caso de un docente que no quería participar de la formación, pues se encontraba enemistado con una persona del equipo docente. Ella pidió a este docente que colaborará con aspectos técnicos como colocar el proyector y el ordenador, y de esta manera participará de alguna forma, finalmente, y al ver lo que estaba sucediendo en ese espacio, el docente se sintió motivado para incluirse en las dinámicas, y  si participo del taller, y en una dinámica en donde a través del dibujo se representaba a un amigo y a un enemigo, él pudo proyectar su enojo, su rabia y frustración. Al finalizar el taller le compartió a Sandra personalmente que se sintió aliviado de haber podido manifestar estos sentimientos de manera simbólica y transformar ese odio y frustración.

La facilitadora destaca la potencialidad que tienen las dinámicas de sensibilización para conectar a las personas y humanizar los conflictos. Como grupo realizaron un dibujo colectivo, acompañados de la música y el silencio del grupo, para propiciar la creatividad y el trabajo en equipo. También destaca la potencialidad del arte para trabajar la cohesión de los grupos.

También realizaron ejercicios de confianza que permitieron que el grupo pudiera reír, compartir, colaborar, gozar, realizando ejercicios sencillos pero que dieron paso a estos procesos, que de otra manera es difícil de lograr con el volumen de trabajo que afrontan los docentes en el día a día. Emociones como el llanto, la alegría, historias personales surgieron durante el proceso creativo.

A raíz de este taller, Sandra recibe una tercera propuesta de una de sus compañeras docentes para realizar el proyecto con estudiantes de la jornada nocturna, y así nace el taller “Resolución de conflictos y educación para estudiantes de educación media jornada nocturna” (Bachillerato en Contaduría y Finanzas). Esta vez la intervención tendría que realizarse en un lapso de tiempo de una hora y treinta minutos.

Actividades de sensibilización y resolución de conflictos fueron llevadas a cabo en esta jornada. Al final del taller, Sandra realizo una evaluación para conocer el impacto del mismo, y los resultados fueron muy gratificantes. “Aprendí que se pueden resolver conflictos sin violencia y agresividad”. “Aprendí que es importante escuchar los diferentes puntos de vista sobre lo que origina el problema, llegar a acuerdos y resoluciones amistosas.”

“Este proyecto nos da una oportunidad para conectar con nosotros mismos y con los demás, los procesos de formación por lo general no nos dan espacio para esto. Para las personas que tienen poco tiempo para implementar el taller lo que hice fue seleccionar contenidos y actividades significativas para la población con la que trabajaba, no es lo mismo trabajar con adolescentes, que con jóvenes de 25 años entonces debemos contextualizar y dirigirnos al grupo con el que vamos a trabajar. Aproximadamente 400 personas fueron beneficiadas de este proyecto.” Sandra Rodríguez.

Este proyecto realizado en Honduras de la mano de Sandra con el apoyo de Neus Bartrolí puso en valor la metodología TFE, en el contexto educativo y social propio de este país, y permitió visibilizar su implementación e impacto a partir de sus 4 fases, enfatizando en la necesidad de transitar la fase de sensibilización para garantizar los fines de esta metodología que nos permite transformar espacios de convivencia desde la mirada de la cultura de paz. 

Compartimos este hermoso poema de Sandra:

“El Ser supremo”

toma la tela bramante, cose

nuestro borde con hilo azul, purpura

y escarlata; costura las telas de

nuestras vidas con hilos de oro;

transforma nuestras experiencias,

y concluye, exponiendo la arpillera

en el universo”.

Sandra Rodríguez.

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